sábado, julio 18, 2009

Observación con la Ruta Quetzal BBVA



Ayer realizamos la AAM y la ASAAF nuestra primera colaboración con la Ruta Quezal BBVA. Era una actividad que surgió de una cadena interminable de casualidades, ya que hace 6 años Elena Manjavacas (rutera de pro), conoció en tierras americanas a Javier Armentia (director del Planetario de Pamplona). Javier puso le puso en contacto con Jaime Zamorano del Departamento de Astrofísica y CC. de la Atmósfera de la UCM y este invitó a Elena a hacerse socia de ASAAF-UCM. Así, ayer se cerraba el circulo y Elena liaba a sus amigos de ASAAF para compartir con los ruteros de este Año Internacional de la Astronomía observando Júpiter, Escorpio, la galaxia de Andrómeda y tantas otras bellezas del firmamento.

A la observación acudieron compañeros de la Agrupación Astronómica de Madrid y de la ASAAF-UCM (Asociación de Astrónomos Aficionados de la Universidad Complutense de Madrid) con 9 telescopios para los casi 300 ruteros de paso por el pueblo del Lozoya del Valle, en la sierra norte de Madrid.

La observación fue bastante peculiar, toda una experiencia, normal ya que la ruta en si misma una de las mayores experiencias que cualquier puede aspirar.

Al caer la noche, una larga cola de luces fantasmagóricas se acercaban hacia donde teníamos los telescopios. ¡¡¡La santa Compaña!!! gritaba en broma uno de los compañeros.

Cuando llegaron, por doquier comenzaron a tumbarse a nuestro al rededor chavales de todas las nacionalidades, hasta el punto de que algunos telescopios acabaron siendo islas volcánicas rodeadas de un mar de juventud.

Poco después, Jesús Luna pedía a los expedicionarios que se trasladasen al final de la era para poder organizar la observación y con la misma celeridad que nos vimos rodeados, pronto estuvimos separados en dos grupos. Unos tumbados escuchando las explicaciones de Javier Armentia, otros mirando por los telescopios.

Chilenos, españoles, holandeses, mejicanos... grupo a grupo pasaron por los telescopios y mientras unos observaban otros nos preguntaban sobre los agujeros negros, "las dos lunas falsas de agosto", sobre la llegada del hombre a la luna y tantas cosas.

Finalmente ya era casi la una de la madrugada y los ruteros rendidos iban volviendo al polideportivo. A la mañana siguiente les esperaba un nuevo día de exploración.

Quizás, no se dieran cuenta, pero aquella noche, al alzar los ojos al cielo y observar la Vía Láctea vieran lo mismo que los monjes del monasterio del Paular que visitarian al día siguiente, o lo mismo que Colón el verano de su partida, o que Pedro Serrano (quien inspiró la historia de Robinsón Crusoe).

¡Qué las estrellas os guíen, ruteros!