Hace unos pocos años los colegas del Instituto de Astrofísica de Andalucía, creaban el falso documental figura de Agustina Ruiz du pont. La premisa del falso documental era clara. Existieron mujeres en física, pioneras, de las que no sabemos nada. Agustina quizás no existió, pero algunas como ella, casi con toda seguridad lo hicieron. La historia, sin embargo, es en gran medida prisionera de las fuentes.
Pero no al 100%. En algunas áreas, disponemos de otras maneras de ir hacia atrás en el tiempo, como son los estudios filogenéticos y arqueológicos. En general, es muy fácil decir que alguien se ha inventado algo, cuando no hay otras fuentes, salvo un o dos de hace unos años que las tenemos.
Hay eventos, de grandísima relevancia cultural, de los que tenemos serias dudas de su existencia real, como es la batalla de Covadonga. Por tanto, no es que no se deba dudar de las fuentes. Se debe. Sin embargo, también hay que considerar, que hemos perdido tantas... que hay que ser cautos también en la garantía de que algo no existió.
Creo que es mucho más sano dejarlo en la consideración de mito. Una historia, de caracter fundacional, de la cual muchas veces no tenemos poca o ninguna evidencia.
Desde ese punto de vista, el mito de Fátima de Madrid, fuera real o no, ha cumplido su cometido. En el reciente artículo de Enrique Sacristán en SINC se discute la polémica actual sobre la existencia o no de Fátima. Pero, para mi, lo relevante del artículo, es más que si Fátima existió o no.
Como que esa discusión ha traído a la luz la incuestionable existencia de una esclava del califa al-Hakam II que sí existió, pero de la cual se desconoce su nombre. ¿Por que no podríamos llamar a esa esclava Fatima?.
La única razón para no hacerlo es simplemente para no confundir las fuentes, pero desde luego tenemos dos fuentes diferentes, una dudosa y la otra fiable, que nos hablan de al menos una astrónoma en el siglo X en Córdoba.
Una fuente puede ser una invención, dos inconexas ... lo ponen mucho más difícil.
Pensemos en un caso potencialmente más moderno. William Herchel y su hermana Caroline Herchel. En este caso, no existe duda alguna de la existencia de los dos. Es muy interesante ver como por ejemplo, en la biografía en Turco de Willian Herchel no aparece Caroline por ningun lado, en la versión original en Español y actual (03/08/2021) se habla solo de pasada y en la inglesa, original ya se destaca a ella como interesada en la astronomía y en la actual hay toda una sección.
Por otro lado, la cantidad de fantasmas bibliográficos que existen, es tan grande... por ejemplo, de un autor mucho más moderno que "Fátima", Pedro Ciruelo, preceptor de Felipe II y probablemente primer astrónomos de la Universidad de Alcalá (hoy Universidades Complutense de Madrid y Universidad de Alcalá), no queda ni rastro de uno de los libros publicados en la propia Universidad Complutense de Madrid..
Si de un autor tan importante y reciente como Pedro Ciruelo no quedan apenas los nombres de los libros que escribió y de Caroline Herchel apenas se menciona su existencia en algunas de las biografías de su hermano, uno de los astrónomos más importantes de la historia ... ¿Cual es la probabilidad de que Fátima u otra astrónoma coetánea realmente existiera pero fuera borrada de la historia?
Yo diría que alta. Y la reciente confirmación de una existencia de una anónima astrónoma en el siglo X en Córdoba, así lo atestiguan. Creo que de ahora en adelante, aunque se explique que aún no tenemos evidencias suficientes para confirmar o descartar la existencia de Fátima de Madrid, sí existen pruebas de otras astrónomas de nombre desconocido en el mismo tiempo y lugar. Probablemente, si mis colegas no hubiesen incluido a Fátima de Madrid en el calendario de "Ella es una Astrónoma" de 2009, por un lado, el mito de Fátima nunca se habría extendido tanto y por otro, nunca habríamos sabido de la existencia de una astrónoma anónima en Córdoba en el siglo X.
Por tanto, Fatima, diez siglos más tarde, existiera realmente o no, sea una invención de 1924 o no, ha cumplido su misión. Demostrar que las astrónomas siempre han estado ahí.
De hecho, para mí, el calendario de "Ella es una Astrónoma" tiene una omisión importante: Enheduanna. Considerada, el primer autor no anónimo de la historia. Considerando estos casos, es probablemente muy probable que muchas otras mujeres a lo largo de la historia hayan ejercido la astronomía.
Debemos de restaurarlas, no solo investigando sobre las pioneras del pasado remoto, sino también del pasado reciente. Como Maria Luisa Siegrist Fernandez, una de las pioneras de la astronomía en España, de la que apenas sabemos lo que está en este hilo de twitter.
Vivir de la astronomía siempre ha sido complicado. Una vez adquirido el conocimiento, es fácilmente transmisible y su adquisición depende más de la perseverancia de los años y de las observaciones. Es muy curioso, porque incluso en Granada, donde probablemente haya una de las mayores tasas de astrónomos por habitante del mundo, no es raro que alguien te diga, eres el primera astrónomo que conozco en mi vida.
Si a eso añadimos la exclusión que ha sufrido históricamente la mujer de área del saber y las aún recientes polémicas, unas con más justificación que otras sobre el papel de las mujeres en algunos de los descubrimientos más importantes de la ciencia como el papel de Marié Curie, Mileva Marić o Jocelyn Bell Burnell. En el fondo de todo esto está quizás, la única y verdadera recompensa duradera que obtiene un científico, el reconocimiento. Siempre ha sido un tema polémico y siempre lo será. Por ello quizás cada vez más debemos incluir más y más detallados informes de cuánto y cómo contribuyen nuestros colaboradores y especialmente colaboradoras. Demasiadas veces las contribuciones de las mujeres han sido eliminadas de la historia y por pequeña que sea, debemos poco a poco ir restaurando su memoria.
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