Aquí podeis leer, ver las peripecias y pensamientos de un Piratilla del espacio. Autor y editor: Alejandro Sánchez de Miguel. Madrid/Granada, España 2004 - 2019.
viernes, septiembre 08, 2006
Tensión....
Parece mentira los que nos atrae el peligro. Como algunos contra todo miedo buscamos el límite, buscamos la tensión. A unos les va el puenting, a otros domar serpientes, a otros el teatro o plantarse delante de miles de personas. Pero parece que cuando no hay tensión no estas verdaderamente vivo.
Y es que sin un objetivo no hay tensión, si no hay un límite, una meta es cuando la rutina mata las cosas.
Incluso hay tensión en la paz (cuando cierras los ojos en el vacio y esperas a oir más allá, a oir el grito agudo del halcón o el volar de un escarabajo).
Cuando la tensión deja de exitir, llega la muerte.
La tensión, tampoco puede acumularse indefinidamente. Ahí radica nuestra fascinación, en nuestra lucha por dominar la energía que nos rodea. En poder intuir por donde vendrá el siguiente golpe, la siguiente aventura.
Siempre hay un momento en que todo parece que va estallar, todo esta en calma, pero la tensión esta ahí, te eriza el pelo. Un segundo antes no había nada, pero ahora lo llena todo, lo penetra todo, se puede oler y tocar. Es una mirada, una postura, un gesto. Todas las cargas se van redistribullendo en la nube, en nuestra cabeza. Y entonces SALTA.
Dependiendo de la chispa que surja puede que después no haya más tensión y llegue la muerte...
...O que la tensión residual sea suficiente para muchas descargas más.
Sin embargo, por mucho que amemos las tormentas, al final llega la calma. Y tenemos que volver a buscar un poco de tensión para seguir vivos.
En particular los astrónomos no tenemos problemas de falta de tensión, ni los dias despejados :D. Si esta despejado, por que esta despejado pero llega un frente, si esta nublado, porque en cualquier momento, despeja. Si hay tormenta por que la hay y sino siempre puede caer una estrella cuando menos te lo esperas.
Y cuando no tenemos problemas, nos los buscamos nosotros solos. Desde luego los de Matrix tenian razón, no hay otro ser más confictivo que el ser humano. Parece que somos máquinas de complicarnos la vida, de generar tensión entre nuestro alma, razón y corazón.
Siempre buscando alguien con quien formar una - a veces destructiva pero siempre bella- tormenta.
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